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viernes, 7 de febrero de 2014

El Loco Amor de Dios :Princesita



Creía en Ti con el alma herida.
El miedo me había robado la alegría.
Te adoré con el alma cargada de basura.
Te recé como podía o ¿te exigía?
Servirte fue mi refugio.
Lo hice por egoísta.  ¡Qué desventura la mía!
Pero viste con agrado mis intentos y del lodo me sacaste.
Por mi amor al mismo infierno bajaste.

¿Me quieres? Me preguntaste. 
No puedo, fue mi respuesta.
¿Quién a Dios le mentiría? No se podría.
¡Otra vez esa pregunta!
¿Me quieres?  Reinó el silencio.
No puedo, Tú bien lo sabes.
Entonces me hiciste ver lo mucho que me querías.
Tu nacimiento, la buena nueva, el amor que me tenías.
¿Es qué alguien más en la cruz por su amor se moriría?
¡Qué dolor y qué alegría!

¿Me quieres amada mía?
Te quiero: respondería.
¡Qué gracia, qué algarabía!
No era llena de gracia; no era favorecida.
Hasta el cuello, en el fango, me hallaba hundida.
Aun así el Amado a su “No Amada” quería.
Quiero ser tu Amado y tú mi amada. ¿Te gustaría?
Pero este amor de Dios yo no entendía y ¡qué agonía!
Esclava, aquí me tienes; amada, aunque quisiera yo no podría.
Igual soy tuya, te pertenezco, has todo tal cual querías.
Y así mi Amado de la mano me tomaría.
Y a su “No Amada” en princesa, por pura gracia, convertiría.

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