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sábado, 16 de junio de 2012

CUCARACHAS EN MI HABITACION


Las parábolas fueron utilizadas por Jesús para hablarle a un pueblo que por más que escuchara no alcanzaba a oír, y por más que mirara, no alcanzaba a ver.  Las mismas están hechas tomando en cuenta el ambiente  y las costumbres del lugar donde se quiere llevar el mensaje.  Jesús conoce bien mi amor por las flores y la primera parábola que llego como regalo fue la de las rosas.  La vida es como una rosa, hermosa, muy hermosa a tal punto que nadie la puede negar; pero tiene espinas y quién no ha sido lastimado por una de ellas.  Otra parábola que también fue muy instructiva fue la de la mano.  Ésta está compuesta por 5 dedos todos diferentes entre sí e  importantes para la función que les fue dada.  Ninguno tiene nada  que envidiar al otro, pues todos hacen falta para que la mano este completa y sea lo más útil posible. Así es cada ser humano en este mundo diferente y a la vez importante en la medida en que se ocupe en hacer aquello para lo que mejor está capacitado.

Siguiendo la misma corriente de las parábolas me he encontrado con una un tanto peculiar: La parábola de las cucarachas.  A quién le gusta mencionarlas siquiera, pero ellas también tienen mucho que enseñarme.  Luche por mucho tiempo para que no hicieran de mi espacio el suyo, pero no lo logré.  Tales insectos de apoderaron de mi cuarto y el asunto es que una vez entran es muy complicado exterminarlas. Pero qué tiene que ver una cucaracha con mi conversión.  Es una historia un tanto compleja.  Cuando le di entrada a Dios en mi vida, me encontré con una disyuntiva; ya no era capaz de matar una cucaracha.  Pasaron los días y mientras más cerca estaba de Dios más difícil era bregar con el asunto de las plagas hasta convertirse en un verdadero problema.  He aquí el dilema: ¿Cómo apartar de mi vida las cosas malas, a los enemigos de mi nueva visión de Dios y aquellos  que me quieran hacer daño de cualquier forma?   Dios permitió la convivencia del mal y el bien.  Por hoy están juntos compartiendo el mismo universo.  Descubrir qué es malo y que es bueno es un asunto de día a día.  La guía que se nos ha dejado para no caer en la tentación es: “ama y haz lo que quieras”.  El amor es el hilo conductor que nos lleva a elegir lo bueno de lo malo, lo que edifica de lo que destruye.  Ese peculiar discernimiento está ocupando mis días.

 Separar la paja del trigo, la hierba mala del resto de la siembra no es tarea fácil.  En algún lugar se recomienda dejar que crezcan juntos hasta la ciega, pero cuando  lo malo  enferma el resto es preciso hacer algo.  Mis emociones enfermas no solo son responsables de mi actual estado de depresión, ansiedad, ira y miedo; sino que también afectan a las personas que están en mi entorno y por eso es necesario actual para eliminarlas.  El único que puede eliminar los defectos de carácter de mi vida es Dios y con firme intención pongo mi vida a su cuidado y protección con fe y esperanza.  Definitivamente hay que echar a fuera a las cucarachas, no es posible convivir con ellas y ser feliz.

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