Leyendo la Biblia,
en Lucas 4, 33-37, encuentro aquella parte donde se nos recuerda que en los tiempos
de Jesús algunos de sus más fieles seguidores eran lo endemoniados y enfermos
mentales. Pero, ¿a dónde
estaban estos endemoniados? ¿Huyendo de
los hombres? ¿Escondidos en cuevas? ¿Encadenados? Sí, algunos que ya no podían resistir el
ataque de su locura. La mayoría eran
ciudadanos comunes y estaban, nada más y nada menos, que en la sinagoga, lugar
público de oración y de encuentro con Dios.
Escribo esto porque leyendo los comentarios del papa Benedicto en su página de Twitter, descubrí que sus más fieles seguidores son los que le
insultan, se burlan y menosprecian sus intentos de evangelizar. Allí están para encararlo en cada comentario
e intentar obstaculizar todo lo que
dice. ¿Cuáles son sus verdaderas
intenciones? Sólo ellos lo saben. Dios
los conoce por su nombre.
Reconozco que al leer los primeros comentarios
me enfadé pero, luego de analizarlo bien,
me he dado cuenta de que esta conducta no es nueva sino más bien común. Jesús ya lo había advertido a sus discípulos
en Mateo 5, 11-12 donde dice que: ¨Dichosos
ustedes cuando por causa mía los maldigan, los persigan y les levanten toda
clase de calumnias. Alégrense y muéstrense
contentos, porque será grande la recompensa que recibirán en el cielo.¨ Admiro, más que nada, la actitud del Papa que
es la de hacer silencio ante estos ataques viciosos. Pensé, en algún momento, que ya no seguiría escribiéndonos
y para mi sorpresa ha continuado con ésta nueva manera de llegar a las masas. Es un maestro de tolerancia, debo añadir. Invito a aquellos que aun no siguen la cuenta
de Benedicto XVI a que lo hagan, pues sus palabras son un tesoro de
sabiduría. Ésta es: @Pontifex_es .
Pido perdón por
mi falta de juicio y aprovecho para hacerles ver a los que como yo responden a
los insultos con más insultos que ésta no es la manera de llevar la palabra de
Dios a los que sí quieren escuchar. Ver nuestras
reacciones neuróticas más bien les da la razón a los ofensores. Es preferible callar a menos que tengamos las
mismas palabras de autoridad para sanarlos, como lo hizo nuestro señor Jesús en
su momento. ¿Quiénes somos para juzgar a nuestros
hermanos? Además, ellos sin darse cuenta,
son excelentes testigos del Reino de Dios.
Así, como los endemoniados que al intentar hostigar a Jesús le llamaron
por su verdadero nombre del Santo de Dios. Hoy, al perseguir a nuestro Pastor,
le están sirviendo de testigos fieles y, con cada comentario negativo, le dicen
al mundo que él es un Siervo bueno.
Los medios de
comunicación son una navaja de doble filo que si no la aprendemos a manejar nos
deja, a veces, un sabor amargo. En las
redes sociales existe todo tipo de ideas
y, por lo mismo, debemos estar listos a recibir comentarios buenos, malos, viciosos;
incluso, aquellos que sólo son para
llamar la atención. Hay de todo, Dios lo
sabe y lo permite porque, incluso en la confrontación, crecemos. Los medios de comunicación llegaron para quedarse y debemos adaptarnos a
ellos sin tenerles miedo. Paz y bien.