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sábado, 18 de agosto de 2012

VACIÁNDOME DE MÍ ME LLENO DE DIOS


Preguntándome por qué le cuesta a Dios estarse conmigo,  pues llega y se marcha; y sacando conclusiones, es porque no hay lugar en mí para Él todavía.  Mi interior está lleno de lo que yo quiero.  Aun hago las cosas como las quiero sin preguntarle a Él si están de acuerdo a su voluntad.  No sé aun ser y hacer lo que otro quiere aun cuando ya descubrí, a puro dolor, que mi manera de hacer las cosas culminó en un total y entero fracaso.  Debo aprender a apartarme y preguntar: ¿Señor y ahora qué? Esto es algo que me tomará algún tiempo. Pero ser consciente de ello ya es un avance.

Vaciándome  de todos mis sueños fantásticos de pompa y poderío es como puede entrar en mi vida la gracia de Dios.  Sigo llena de mis cosas aunque ahora no quiero que todo se haga a mi manera y voluntad sigo en los mismos comportamientos y deseos egoistas.  Fueron muchos años de voluntariedad y ahora vivir de lo que quiere Dios es complicado.  Es algo realmente nuevo.  Paso a paso me voy dando cuenta de que debo entregarle a Dios todos mis sueños vanos que nada hacen ya dentro de mí más que ocupar espacio que le corresponde a Él.  Aquellos anhelos de tener una casa muy grande rodeada de rosas y encerrada con enormes verjas, un carro de color amarillo, un trabajo prestigioso donde se me estimara y se me quisiera por lo bien que trabajaba, un hombre rico que me amará a mí tal cual y que tampoco faltara  Dios  por si acoso lo necesitaba para concederme salud y suerte.  Pobrecita de mí que equivocada estaba.  Todo lo que yo quiero o quería no se iguala en nada a lo que Dios tiene reservado para los que ama y le aman.

Es una aventura de día a día la nueva vida con Cristo con Él y en Él.  Es algo nuevo y no hay muchos caminos ya trazados para saber por dónde andar.  Sólo me debo fijar en los pasos de Jesús.  ¿Qué hacía Jesús?  El dice que nada hacía sin antes consultar con su Padre Dios.  Era su costumbre apartarse a orar y cuando regresaba llegaba cargado de fuerzas para hacer milagros en bien de los que llamaba sus  hermanos y cargado con más palabras de consuelo que comunicarles.  Benditos los que lloran porque alcanzarán consuelo…  Jesús siempre está al pendiente de las necesidades de los demás para aliviarlas como el caso de la suegra de Pedro que estando enferma la levanta para que haga lo que ella más quería hacer que era servirles.  Esa manera de hacer las cosas es increíblemente novedosa y muy difícil de hacerla manera de vida.  Para una persona pecadora y enferma emocional como yo lo único que me ocupaba era mi dolor, lo que yo quería y no tenía porque Dios era tacaño.  No había consuelo pues todo el tiempo lo dedicaba a mis tristezas y carencias, a mis anhelos no cumplidos y a lo que  Dios no me daba. ¡Qué malo Dios! No es que fueran cosas malas lo que pedía  sino era la manera equivocada en como las pedía.  Siempre di instrucciones a Dios de cómo debía curar a mis familiares enfermos y cuando.  Me creía su mandamás, su mayordomo y hasta su Dios en todo caso.  Mi soberbia sobrepasaba todo límite y yo que me creía humilde.  Pobrecita de mí que equivocada estaba.

Busco ahora la voluntad de Dios que no es tan difícil pues solo nos recomendó ámense unos a otros como yo los he amado.  Es un despertar a las necesidades del hermano más que a las mías e intentar ayudar con todas las  fuerzas que soy capaz dejándole a Dios el resto y  los resultados.  Es un estar con Dios y con Él vivir haciendo lo mucho o poquito que pueda, pues con Dios todo y sin Dios nada.  Es un fregar los platos más que rescatar al mundo de su indiferencia y su confusión.  Es atender a un niño para que su madre visite la Iglesia. Es un estar al pendiente de lavar los pies del que no se puede agachar.  Son esas cosas que no involucran mucha gloría ni prestigio pero que hacen felices a lo demás, pero sobre todo a mi Padre Dios y a mí.  Ven Espíritu divino.

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