Seguidores

jueves, 31 de mayo de 2012

CAMINE LOS CAMINOS DE LA FE SIN FE


Caminé los caminos de la fe sin fe.  Esa es la frase que ocupa  mis pensamientos.  Visito y participo de una comunidad eclesial desde antes de mi nacimiento.  Mis padres se encargaron de eso.  La iglesia y sus normas eran parte de la vida cotidiana.  Desde muy pequeña el portarse bien era un deber, una regla que se enseñaba para ser parte del Cielo y no del infierno.  La idea de que Dios me estaba vigilando no me daba mucho gusto, pues lo pensaba mirando para castigar.  Ahí ya la idea de un Dios amoroso se estaba distorsionando.  Tenía que portarme bien y no entre la gente o  ante mis padres sino también en mis pensamientos y estos malvados me jugaban malas pasadas.  Así fui creciendo, sintiendo que algo  no me dejaba ser feliz.  Dios estaba pero no parecía ser del todo la razón de mis alegrías sino, más bien, de mis miedos.  Hoy por la gracia de Dios esto comienza  a cambiar.

Esta es mi experiencia, no pretendo decir que es una realidad entre los creyentes.  Yo rezaba pidiendo cosas, salud, trabajo, favores de todo tipo; pero no fueron muchas las oportunidades que dije: hágase.  Yo asumí más de una vez el lugar de Dios en esta relación.  Yo pido y tú obedeces.  Siendo así la felicidad, la alegría verdadera, la que surge del servicio al hermano y por ende a Dios, no era conocida por mí, tristemente.  Por hoy, sólo por hoy estoy conociendo un Dios que me ama como soy ahora, sin ninguna razón, pues su amor es  incondicional.  Él me amó primero, sin yo merecerlo, y quiere que corresponda a ese amor amando.  El pecado y, por ende, el egoísmo es el enemigo a vencer ya no Dios, pues ahora está de mi lado; y que bien se siente pertenecer al bando del amor.  Esto es un día a día pues a cada instante la luz del Espíritu me muestra caminos desconocidos para mí.  Ahí siempre estuvieron pero mi terquedad no me permitía verlos.  El servicio al prójimo, sea grande o pequeño, es ese camino que estaba lleno de yerbajos.  Por ahí pocas veces había pasado pues me paseaba  mucho más por el de la tristeza y el enojo.  Otro camino poco transitado era el del perdón, yo no me sentía perdonada por Dios más bien castigada con pruebas inventadas o reales aún no lo sé bien.  Uno de los más hermosos senderos es el de la compañía.  Por este sin igual sendero jamás transité con conciencia.  Dios está conmigo siempre ayudándome a amar, pues Él bien sabe que sola es imposible. 

Vivir de la mano de Dios es una aventura de todos los días.  Caigo y recaigo muy frecuentemente en mis viejas conductas, pero me puedo dar cuenta más rápido para levantarme otra vez y otra vez. Así es la vida, la que ahora sí quiero vivir y con todo el entusiasmo de que soy capaz. Con la ayuda de Dios.

miércoles, 16 de mayo de 2012

EL ME AMÓ PRIMERO

Cansada de no sentirme amada, de no saber amar, de no poder amar a Dios y preguntándome el por qué, he llegado a la conclusión de qué aun no he experimentado el amor gratuito y fiel de Dios Padre.  El que no experimenta primero el amor no puedo  amar.  Ahí radica mi error, antes de poder amar debo primero saberme amada por Dios.  ¿Qué debo hacer, entonces, en primer lugar? Hablar con él, hacer de una costumbre la oración con Dios, pues si no existe esta comunicación jamás podré amarlo; ya que, no se ama lo que no se conoce.   Esto es una tarea diaria como lo hacen los enamorados.

 Tanta angustia, tanto dolor por  los  sufrimientos que trae la vida misma y culpar a Dios por todos ellos, me ha tornado muy indiferente ante  su amor.  Este dolor, sin embargo, no viene del todo de la mano de Dios; sino de mis propias malas decisiones y porque mi enfermedad mental y emocional no me permiten sentir ese amor de Dios.  Un ser egoísta y neurótico, como yo, no tiene la capacidad de amar, solo Dios por gracia me  la puede dar.  Un milagro del Todopoderoso podrá hacerme sentir su amor, en primer lugar, para luego poder lanzarme al mundo a amar.  Él lo hará, si se lo pido, ya que en Él todo es gracia.  Sólo debo poner un poco de buena voluntad para que esa relación afectuosa entre Él y yo se pueda comenzar a dar.  Él me ama y su amor es fiel, lleno de vida y de grandes promesas, si me pongo del lado de sus mandatos y su mandato solo es uno: el amor, entonces qué más busco.  Ayúdame a dejarme amar, es mi súplica en este momento.  Me pongo es tus manos, haz de mi lo que quieras.

jueves, 10 de mayo de 2012

ENEMIGO MÍO: EL EGO


El EGO, ese amigo inseparable y enemigo mortal a la vez, es sin lugar a dudas la causa de mi neurosis. ¡Qué obstáculo tan grande es el YO para el bienestar común!   Para él todo es entorno a sus caprichos.  Yo quiero una vida sin miedos, sin personas que lastimen, sin dolor, sin problemas, sin enfermedades, sin calles que cruzar, donde todos me amen y reconozcan mi valor.  ¡Qué lastimosa realidad la del YO neurótico!  Para todo neurótico como yo, la vida es algo que nos supera, no nos es posible entregarnos a ella como es, con sus realidades buenas y malas.  Para mí la vida es superior a mis fuerzas, mi realidad de enferma emocional no me permite relacionarme con los demás normalmente, pues es mi afán ser siempre superior a todos.  ¿Quién quiere estar cerca de un ser humano así?  Por supuesto, a nadie ni siquiera a mí misma.  El egoísta, entonces, vive alejado de todo y todos. 

Lo bueno es que hoy existe una solución al mal del EGO y ésta es la derrota total.  Mientras como neurótica egoísta ande buscando maneras de escapar de mi enfermedad, mientras me crea capaz de salvarme por mis medios o por medio de otros, mi derrota está muy lejos de ser definitiva y total.  El EGO sigue vivo y gobernando.  La derrota ante mi Padre Dios y la aceptación de mi enfermedad significa dejar de luchar, bajar los brazos, parar de buscar; pero que contradicción tan grande  para el neurótico que busca desesperadamente una manera de parar de sufrir.  Pero así es, esta derrota total y definitiva involucra rendición completa ante el dolor, el miedo, la ansiedad, la depresión, la culpa y la voluntad de Dios en general.   Entonces, en momentos de crisis emocional, lo único que debemos hacer es no hacer nada y dejar aquello que nos robó la paz  en manos de Dios con un simple hágase.  Es hora de aceptar que yo no puedo, pero pegada de Dios como rama de la vid, así podré olvidarme de mí y ocuparme en producir frutos para bien de los demás.  Entrega, rendición, derrota, aceptación de mi realidad, de mi entorno, de mi gran debilidad y por ende de la voluntad de un Dios amoroso.  YO NO PUEDO EL SÍ. La vida es mucho más que YO.

 Yendo sin miedo al pasado podré descubrir cuál es la dimensión de ese YO desconocido que me ha robado la capacidad de amar y el arte de vivir.  Rebuscando en el pasado, en esos episodios traumáticos, que ahora son escuela de vida, podré descubrirme a mí misma.  ¿Cuándo, cómo y dónde comenzó  el egoísmo a gobernar en mi vida?  Ver a la cara aquel día que me di cuenta que si mentía podía ganarme el afecto de los demás y culpar a otros de mis maldades.  Tal vez encararme con mi realidad de que para ser querida fui capaz de arrodillarme ante los hombres.  ¿Cuánto vale una amistad?  La amistad es algo que se gana o pierde en la medida en que uno se acerca al otro con lazos de afecto y cariño recíprocos, no es algo que se suplique o se pueda comprar.  En ese mismo pasado está el miedo, el enemigo de una vida productiva y feliz.  El YO no permite que nada me pase que considere malo, pero ¿qué es malo? ¿Quién determina esa clasificación?  Inclusive es ese mismo miedo el que necesitamos para lanzarnos a la aventura de la vida con algo de precaución. 

Hacer este análisis del pasado en búsqueda de aquellos instantes en los que el Yo asumió el lugar del Tú, es imprescindible para lograr una vida nueva dominada por el amor al prójimo.  Una vida donde el YO deje de ser por fin protagonista y comience a parecer en el horizonte el rostro de los demás seres humanos que conforman mi entorno.  Es al lado del otro donde se practica el amor que es la razón de una vida feliz para todo ser humano.  Es un conocimiento nuevo e increíblemente diferente a mi realidad de egoísta.  Debo deshacerme, con la ayuda de Dios, de todos los malos patrones de conducta para establecer unos nuevos.  Cambiar de juicios y actitudes, pues todo lo que hago como egoísta es incorrecto.  Ahí vamos, hacia una vida nueva llena de personas a las que amar.  Una vida vacía del YO y llena del TÚ.  Eso es salud mental y emocional para mí.


miércoles, 9 de mayo de 2012

EN EL AMOR NO HAY TEMOR


El miedo, ese parásito paralizante que se ha apoderado de mi vida y la ha bajado al infierno, es el tema que me ocupa hoy. Rebuscando entre las pajas del pasado, siempre el miedo ha sido amigo inseparable, para mi desdicha.  Los primeros miedos o episodios de pánico fueron provocados por las historias de apariciones diabólicas que me hacia mi padre de niña.  Aquellos cuentos de camino que se quedaban con mi sueño, pobrecita de mí, temblando porque el demonio vendría por mí si se portaba mal.  Así me siento aun, temerosa, asustada y dominada por el miedo a equivocarme y ganarme el desprecio de Dios.
El miedo al dolor también fue uno que apareció desde muy chica.  Jamás entendí el por qué mis padres tenían que hacerme daño llevándome a doctores y dentistas para que me pusieran inyecciones que me causaban mucho dolor.  Me escondí en cada oportunidad que pude y aun de mayor cuando hablan de inyectar salgo corriendo de la sala de emergencia o de la oficina del médico.  Nunca fui capaz de aceptar al dolor como parte de mi realidad de ser humano.  Todos eran malos cuando hacían sufrir a los demás y en este bando estaba Dios. La gente que quería enfermaba y se moría y eso solo venía de la mano de Dios.  Así empezaron mis grandes conflictos con Él.
Otro de mis grandes miedos son las relaciones interpersonales.  Estar entre la gente es sin lugar a dudas una de mis mayores dificultades.  Miedo al qué dirán, a no equivocarme, a ofender con la palabra  o a que me lastimen son algunos de los pensamientos que se apoderan de mí cuando estoy cerca de las personas.  Sintiéndome así es prácticamente imposible entablar una conversación sana que termine en una amistad o al menos una relación sincera de compañerismo.   Mi reacción es callar; mas es un silencio iracundo que ha nada bueno conduce.
Un miedo que se quedó con el mayor amor de todos ha sido el miedo a tener pareja, el miedo aterrador y paralizante ante la idea de estar con alguien, de ser violada.  Este miedo tan real e irracional a la vez me ha privado de tener familia, de ver nacer hijos de mi vientre, de ser llamada madre. 
Miedo al futuro, miedo a la muerte, miedo a atravesar una calle, miedo al dolor, miedo…   ¿Cómo es qué esto ocurre?  ¿Cuándo y por qué el miedo se apodera de nosotros y se hace dueño de nuestras vidas?  Estas son las preguntas que, ahora que estoy en la búsqueda de mi propio ser, me hago como terapia.
 Al entrar en un grupo de autoayuda descubrí que mis miedos no eran más que puro egoísmo.  Por egoísmo me privé de vivir, de tener pareja,  hijos,  trabajo,  relaciones de amistad y de tantas otras cosas que hacen de la vida algo agradable. ¿Pero por qué tanto miedo?  Las personas no son más que seres humanos con igual dignidad que la mía.  Somos todos hijos de Dios.  No existe necesidad, entonces,  de  llamar la atención para formar parte de la sociedad.   Cuando se teme usualmente reparamos esa ausencia de valor con el llamar la atención a cualquier costo.  Me veo  ahora siendo la mejor de mi clase, la mejor en todo lo que emprendía pues era la única manera de estar, de ser parte del entorno.  Así me sentía superior a todos y era más fácil coexistir  o al menos eso era lo que pensaba en mi mente neurótica. 
Me costará mucho trabajo ajustarme a mi realidad de simple ser humano, ni más grande, ni menor que otro.  Soy eso ante Dios, una hija.  Estando de la mano del Padre, de ese Padre que apenas comienzo a conocer, podré vivir sin miedo.  ¿A qué o quién temeré si estoy o formo parte del Todopoderoso?  Cuando el miedo sea extirpado de mi vida nacerá la posibilidad de ser parte de mi realidad, de una vida normal llena de personas y de responsabilidades para con ellas.  Sin el miedo como cadena tendré libertad para el amor que es mi propósito en la vida.  Que así sea con la ayuda de Dios.

sábado, 5 de mayo de 2012

HABLANDO CON MI DIOS


Señor Dios, te cansaste de la perfección y creaste al hombre.  Eso me imagino desde mi gran ignorancia.  En la eternidad, donde todo es perfecto, la vida tal vez se tornó aburrida y así nos creaste, para vivir una nueva aventura en cada ser humano.  Por lo mismo no estamos solos.  Tú siempre estás en cada hombre pues es tu naturaleza de Padre Creador.  Lloras y ríes cuando nosotros lo hacemos, te enojas y eres feliz cuando nosotros lo estamos.  Eres uno en todos.  ¿Quién pudiera entender tus misterios?  ¡Cuán alejada estoy de tus majestuosas verdades!  Nuestro entendimiento es tan  limitado que solo en nuestro idioma podemos intentar entenderte, por eso como Jesús, usaste las parábolas para hablarnos de lo desconocido.  Tú eres el Buen Pastor que conoce a las ovejas y ellas te conocen a ti.  Que maravilloso saber que estoy bajo tu cuidado y protección y que por mi darías la vida, tal como lo hiciste en el Calvario.

 Acompáñame, oh Señor, en este camino de la vida, no sé cómo vivir para que te sea agradable o si eso es necesario.   Estoy confundida mas quiero estar bien y contenta con el regalo de la vida que  por gracia me has dado.  Perdón por haberlo ocultado bajo tierra.  Ayúdame a vivir según tu voluntad con alegría y en paz.  Que me sepa amada por ti para vivir amando a los demás.  Que pueda, oh Padre, amar a mis hermanos como lo esperas de mí.  YO NO PUEDO HACER NADA ME SIENTO IMPOTENTE, CON LAS MANOS Y LOS PIES ATADOS.  AYUDAME DIOS.  EN TUS MANOS ME PONGO.  AYUDAME A DESENTERRAR MI CORAZON PARA QUE PUEDA AMAR SEGÚN TU VOLUNTAD.

jueves, 3 de mayo de 2012

Amor es poner el corazón en riesgo


La aventura de ingresar a un grupo de autoayuda me ha regalado tanto que ya me  considero una hija de estos grupos en la internert; si porque ya la ayuda esta al alcance de todos  con tan solo un click.  Es más, me ha dado la oportunidad de nacer de nuevo a una vida donde existe el amor, la paz, las personas y la alegría.  Es una vida que jamás imaginé, donde el conductor es Dios, un Dios nuevo que apenas estoy conociendo. 

Mi dolor, mi frustración, mi derrota ante la fatalidad, hicieron de mi vida un completo desastre, un sinsentido.  Escondí mi corazón en un cofre y le puse llave, no conforme con eso, hice un hoyo en la tierra y lo enterré lo más profundo que fui capaz.  Pensé, de esa manera ya nadie podría lastimarme.  El problema fue que me quedé sin corazón y por lo tanto, sin capacidad de amar.

Cuando me hice miembro de estos grupos mi vida estaba hecha un guiñapo y al fin comenzó a tener propósito.  Ahora sé que amar es poner mi corazón en riesgo, pues si lo escondo tal vez no será herido pero vivir sin él no es posible.  Una vida sin amor es solitaria llena de depresión, ansiedad, miedo, obsesiones y muchos otros males.  ¿Quién quiere vivir así?  Nadie, pues todos nacimos para ser felices y vivir en sociedad; y cuando esto se distorsiona por el egoísmo, la felicidad se pierde.

Hoy apenas comienzo a dar mis primeros pasos en esta nueva vida  de la mano de Dios.  Y aprovecho la oportunidad para invitar a los que sufren a unirse al único medio que conozco para recuperarnos de la enfermedad mental y emocional, también llamada neurosis.  Date una oportunidad pues solo tú puedes decidir si eres neurótico y si quieres recuperarte.  http://reunionesdeneuroticosanonimos.blogspot.com Anímate.