Cansada de no sentirme amada, de no saber amar, de no
poder amar a Dios y preguntándome el por qué, he llegado a la conclusión de qué
aun no he experimentado el amor gratuito y fiel de Dios Padre. El que no experimenta primero el amor no
puedo amar. Ahí radica mi error, antes de poder amar debo
primero saberme amada por Dios. ¿Qué
debo hacer, entonces, en primer lugar? Hablar con él, hacer de una costumbre la
oración con Dios, pues si no existe esta comunicación jamás podré amarlo; ya
que, no se ama lo que no se conoce. Esto es una tarea diaria como lo hacen los
enamorados.
Tanta angustia,
tanto dolor por los sufrimientos que trae la vida misma y culpar a
Dios por todos ellos, me ha tornado muy indiferente ante su amor.
Este dolor, sin embargo, no viene del todo de la mano de Dios; sino de
mis propias malas decisiones y porque mi enfermedad mental y emocional no me permiten
sentir ese amor de Dios. Un ser egoísta
y neurótico, como yo, no tiene la capacidad de amar, solo Dios por gracia me la puede dar.
Un milagro del Todopoderoso podrá hacerme sentir su amor, en primer
lugar, para luego poder lanzarme al mundo a amar. Él lo hará, si se lo pido, ya que en Él todo
es gracia. Sólo debo poner un poco de
buena voluntad para que esa relación afectuosa entre Él y yo se pueda comenzar
a dar. Él me ama y su amor es fiel,
lleno de vida y de grandes promesas, si me pongo del lado de sus mandatos y su
mandato solo es uno: el amor, entonces qué más busco. Ayúdame a dejarme amar, es mi súplica en este
momento. Me pongo es tus manos, haz de
mi lo que quieras.
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